Existen ciertos factores por los que nuestro organismo requiere de cantidades cada vez más grandes de Vitamina C, como el envejecimiento, durante el cual se producen más radicales libres, el tabaquismo, la mala alimentación, trastornos que afecten a la absorción de nutrientes o incluso la misma contaminación. Es importante mantener un aporte constante de esta vitamina ya que su déficit puede estar asociado a diversos trastornos inflamatorios, degenerativos o infecciosos, debilidad, alteraciones de las mucosas o de la temperatura corporal, e incluso disfunciones sexuales o alteraciones neurológicas.